Creo
recordar que he sido roseauniana desde pequeña. De esas personas que piensan
que todo el mundo es bueno y solo las circunstancias hacen que se comporten de
otra forma.
Otelo, hace
unos tres años abrió para mí el universo del ardid y la capacidad de algunos
para justificar los medios (lícitos o no) para conseguir un fin u objetivo.
Algo que para mí permanecía en el punto ciego de mi entorno.
Hubo un
tiempo en que creí que solo podíamos ser malos si nuestras circunstancias eran
desgraciadas. Ahora he aprendido que la trama y el cotilleo están muchas veces
antes de una gran traición. El ser bueno, tiene más que ver con la personalidad
y la forma de entender la vida, que con las circunstancias vividas.
Otelo acaba
con la vida de Desdémona como tantas personas acaban con parte de la vida de
los que nos rodean. Es tan fácil ser perverso....
Otelo permitió
encender la luz en el lado oscuro de las personas. Algo tarde quizás, pero más
real de lo que en su momento me aporto la filosofía de Rouseau.
Queridas
amigas, doy la bienvenida a Otelo, al ardid, la traición y al final trágico
como tantas veces en la vida.
Carmen
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